Paseas por cualquier calle comercial de una ciudad y te van apareciendo personas con papeles y flyers sobre ofertas y descuentos de las tiendas que hay ahí. Cada una quiere darte el suyo y lo coges por compromiso. En el fondo no te interesa en absoluto lo que diga el papel. Lo conviertes en una bola y encestas en la primera papelera que encuentras.
Quien es realmente consciente busca un contenedor de papel para tirarlo, pero la mayoría de veces la gente no es consciente. Sobre todo los que lo cogen, lo arrugan y lo tiran al suelo, dejando la entrada de la tienda como el día de abrir los regalos de Navidad. Eso sí, sin la magia de lo que hay dentro.
Y así, en un momento, la vida de un árbol cortado y triturado para convertirlo en un papel que se pinta termina en el suelo de baldosas de una ciudad cualquiera. Poco digno, ¿verdad? Pues al planeta también se lo parece.
¿Cuánto papel habremos malgastado con este gesto? Incluso tirándolo al contenedor azul de reciclaje, ese árbol se ha convertido en un residuo. Con lo bien que estaba en ese bosque…
Esta acción cotidiana es uno de las muchas situaciones que pasan en el día a día que afectan negativamente al planeta y que no tenemos en mente. Los grandes gestos o los cambios grandes de hábitos los tenemos presentes: reciclar, usar el transporte público o la bicicleta, comer menos carne… ¿Pero dejar de coger un papel? A nadie le vitorean por eso.
Pero deberíamos. ¿Cuál será la empresa que se olvide de los flyers? Con las tecnologías que tenemos ahora mediante las que podemos enviar cupones de forma inalámbrica o por geolocalización, ¿aún tenemos que dar papeles de descuento?
La comunicación y la tecnología han evolucionado suficientemente como para no tener que estar generando tantos residuos cada día. Es obvio que la tecnología tiene su impacto negativo con los minerales usados para producirlos y la energía que usan para cargarse. Pero un móvil lo tiene todo el mundo, independientemente de su trabajo. Así que si se aprovecha para reducir otros recursos, ya ahorramos algo.
No digo que la tecnología sea la panacea. Nunca lo ha sido y numerosas veces ha sido el problema. Pero hay que aprovechar los buenos inventos y la ciencia que tienen detrás para conseguir comunicar mejor y de forma más sostenible.
Sea por Bluetooth, código QR, NFC, beacons, geofencing… da igual la forma en que las empresas y las entidades quieran ser más sostenibles, pero existen y hay que aprovecharlas. Hoy en día ser innovador está de moda, pero en el mundo de la sostenibilidad parece que cuesta. Básicamente porque la sostenibilidad cuesta en sí misma.
¿Cuántas empresas dicen ser verdes o sostenibles, pero si rascas ves que no? ¿Cuántas hacen greenwashing? Hacer un vídeo súperbonito sobre la importancia de proteger el mar y seguir vendiendo plásticos en los productos no tiene mucho sentido. Quizá en algunos casos primero tienen que venderse y luego cambiar. Les podríamos dar el beneficio de la duda.
Pero la duda no puede ser eterna y hay que exigir cambios. La ciudadanía los hace (en su mayoría) y las empresas deben ir detrás, aunque solo sea para no perder cuota de mercado. Solo la sostenibilidad puede asegurar un presente y un futuro para todos y todas.
Así que la próxima vez que os den un flyer promocional, guardadlo y usadlo para tomar notas, así le dais un uso. O no lo cojáis. Pero no lo tiréis. Es malgastar un recurso y no vamos sobrados como para ir tirándolo todo.
DH