Tute a Cuenca por Principi(a/os)

Ya en casa, después de conocer parajes muy bonitos con el coche (18 horas de viaje dan para mucho) e intentar contar todas las rapaces que vi por el camino (unos 15 buitres, un águila real y con los cernícalos y otras águilas perdí la cuenta), me dispongo a hablar sobre el SciFest.

No es fácil, porque quiero decir muchas cosas pero me he puesto el límite de 500 palabras (la culpa la tiene Molinos).

Iba nervioso, y mucho. Por el taller de niños, por conocer a los grandes nombres de la divulgación que daban charlas y forman parte de Principia, y por un cierto temor por ser catalán (justo el fin de semana después del 9N y por el intento de lavado de cerebro sufrido desde TODOS los medios de comunicación, que me han dejado secuelas… aunque algunas venían de serie).

Todos y cada uno de los motivos eran estúpidos y no tenían razón de ser (con orden creciente de estupidez según como los he escrito: en el último roza el infinito).

Todas las charlas a las que asistí fueron geniales, amenas, divertidas, interesantísimas. Aprendí muchísimo. Las que más me marcaron fueron las de Molinos y Manuel Seara, quizá por ser las menos científicas, pero sobre todo por ir dirigidas a saber por dónde deben ir los tiros en cuanto a divulgación de la ciencia.

Pero hay que remarcar que las demás fueron también muy buenas: venenos, neurociencia, tecnología médica, divulgación en la educación secundaria… Fue una pena no asistir a las matinales: por suerte me han pasado apuntes.

El taller de niños (motivo de ausencia de las charlas) fue agotador pero encantador. Gracias a Cris y Patri que lo prepararon bien para que alguien como yo, que hacía tiempo que no trabajaba en un laboratorio, se sintiera como en casa.

Los niños… bueno, se lo pasaron bien, que es lo que cuenta, aunque nos vimos algo desbordados (éramos tres, para 16 niños entre 4 y 11 años).

A los mayores les enseñamos a extraer ADN a través de la saliva (que se llevaron a casa en un frasco de estilo élfico) y a los peques les dimos recortables, plastidecors para pintar y plastilina. Además Cris les hizo chapas con sus dibujos que se llevaron a la charla infantil de Nahúm para hablar de fósiles, de la que se llevaron varios regalos también.

En lo referente a las personas…. no hay mucho que decir. Aunque no pude hablar bien con todos, fue un placer ponerles cara, conocerlos, reír. Son grandes divulgadores, pero mejores personas.

Las cenas y la comida fueron divertidísimas. Intenté convencer de que se puede vivir sin cebolla, pero creo que no lo conseguí. Además, creo que mi desayuno habitual desconcertó a unos cuantos.

El emotivo discurso final de uno de los asistentes, un profesor jubilado de historia de la ciencia, fue la guinda a un muy buen evento. Aunque el próximo SciFest será mejor.

DH

PD: Enormes gracias a Cris y a Quique.