“Las Edades de Gaia” es el libro en el que James E. Lovelock muestra la teoría de Gaia, después de haber ideado la hipótesis a finales de los años 60 del siglo pasado (y publicado como “Gaia: una nueva visión de la vida sobre la Tierra”, en 1979) y con la seguridad aportada por años de estudios en el tema que apoyan su existencia. Escrito en 1988, pretende ser un punto de inflexión en la interpretación que se tiene de nuestro planeta, nuestra relación con él, así como todas las interacciones existentes.
Francamente, ha sido uno de los libros científicos más fáciles de leer, debido a su lenguaje liviano y de fácil entendimiento. Lovelock lo escribió para que todo el mundo pudiera entenderlo, y así es. Al mismo tiempo, pero, contiene una parte de lenguaje científico que debería haber sido completada con más gráficos y dibujos, para terminar de entender lo que realmente pretende mostrar: una visión que cambiará nuestra manera de percibir nuestro hogar.
GAIA
Gaia es el nombre antiguo que recibió la diosa que representaba la Tierra (equivalente a Gea), una diosa representada como una madre atenta pero implacable. Y eso es lo que realmente quiere enseñar: Gaia, es decir la Tierra, es un organismo vivo por sí solo, que tiene vida y mantiene todo lo que vive en ella, pero que debe mantener su equilibrio para seguir viva. Es decir, mantiene un estado de homeostasis: una regulación interna que la mantiene en equilibrio. Todo esto alimentado por la única energía que recibe de manera externa, la del Sol.
Pero lejos de querer detallar qué es Gaia, en qué se basa y cómo funciona (cosa que haré en su momento, pero con un TALK), ahora me interesa tratar el libro que he presentado más arriba.
EL LIBRO
Lovelock escribió “Las Edades de Gaia” como una confirmación de los estudios que se hicieron posteriores a la publicación de su hipótesis. Estudios para validarla y para refutarla. También lo escribió para demostrar a los escépticos que su hipótesis era cierta. Con la ayuda de muchos científicos que creyeron en ella, como Lynn Margulis (1938-2011), muestra un abanico de ejemplos y suposiciones (basadas en el conocimiento científico) que le da consistencia hasta considerarla como teoría.
En este punto, le critico al libro (y a Lovelock) las suposiciones. Intenta demostrar el origen de Gaia a partir de suposiciones de los que se conoce cuando apareció la vida en la Tierra (algo esencial para el nacimiento de Gaia), cuando se conoce muy poco de ese momento. Él mismo reconoce que son todo suposiciones. Pero al mismo tiempo, son totalmente plausibles por el hecho de que la vida que se originó en ese momento aún existe y lleva a cabo interacciones conocidas.
Y en este mismo punto es donde echo de menos más interpretaciones gráficas para soportar el contenido científico de las palabras, muchas veces recitando reacciones químicas en cadena que hacen perderse a uno, sobre todo si no está familiarizado con la ciencia y más concretamente con la bioquímica.
A partir de allí, muestra como los problemas actuales del planeta (léase como cambio climático) se pueden explicar por las interacciones de Gaia, no solamente por la acción del ser humano. Pero en ningún momento nos quita la culpa, ni a nosotros ni a nuestro desarrollo sin freno y sin control.
También expone cómo se podría transformar un planeta muerto (como Marte) en un planeta habitable, generador de un nuevo ser vivo como Gaia y de los organismos que forman parte de él (o ella). El motivo por el que expone una idea así es porque este tipo de planetas muertos (Marte, Venus…) son esenciales para entender a Gaia y cómo se podría originar.
Visión religiosa de Gaia. Fuente: Flickr
Finalmente hace un alegato a la visión religiosa que se derivó de la hipótesis de Gaia, en la que no niega ni rechaza que haya gente que pueda tener una visión de Gaia como una diosa, ni que sea excluyente con el Dios de los cristianos (con quien ha entrado más en debate por la zona donde se ha extendido la hipótesis y la teoría). Como símil, compara a Gaia con la Virgen María, siendo un personaje importante en la religión, pero sin apartar a Dios del centro.
Dejo para otra ocasión una parte esencial en la obra de Lovelock que me ha cautivado, no tanto por tener relación con la temática del libro, sino por su forma de pensar.
Realmente este libro deja muchas cosas sobre las que reflexionar y pensar. A mí particularmente me ha reafirmado lo que opinaba de Gaia como ente viviente, pero también me ha hecho dudar de ciertos puntos, quizá más en el plano filosófico. Aun así, es un libro que recomiendo encarecidamente leer, por dos motivos:
- Facilidad de lectura.
- Implica un cambio en el paradigma científico. Un libro equiparable a las obras de Galileo, de Newton, de Darwin, de Pasteur. Todos ellos grandes nombres que cambiaron el curso de la ciencia y, por tanto, de la historia de la humanidad.
Además, visto con la perspectiva de un libro más viejo que yo, ha habido tiempo para hacer nuevos estudios y afianzar esta teoría en el conocimiento humano. Aunque no por esto deja de ser extremadamente controvertida.
DH
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